miércoles, 17 de mayo de 2017

EL DON DE LA PALABRA

EL DON DE LA PALABRA




No soporto las palabras afiladas,

las que primero te hieren y que después te estallan,

o las palabras que no parecen nada

y en realidad son dardos envenenados

 que se cubren de un velo suave y tierno,

y son flechas que te atraviesan

y que después te matan.



El don de la palabra,

el don de la palabra no es único, pero casi,

es de unos pocos y es de unos cuantos,

y una palabra bien dada y en su momento,

es como dar una estocada,

y en el centro y para dentro,

y después a esperar,

a esperar que un soplo de viento lo desplome.

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