EL DON DE LA PALABRA
No soporto las palabras afiladas,
No soporto las palabras afiladas,
las que primero te hieren y que después te estallan,
o las palabras que no parecen nada
y en realidad son dardos envenenados
que se cubren de un velo suave y tierno,
y son flechas que te atraviesan
y que después te matan.
El don de la palabra,
el don de la palabra no es único, pero casi,
es de unos pocos y es de unos cuantos,
y una palabra bien dada y en su momento,
es como dar una estocada,
y en el centro y para dentro,
y después a esperar,
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